viernes, 25 de diciembre de 2009

La Copenhague y la Fistra, Parte 2


Es que no es lo mismo ser travelo que ser travestí, con acento en la “i”, que me suena mejor, más a travesti clásico, el que hace arte. No como las mamarrachas esas que se ponen una peluca y lo único que saben hacer es subirse a un escenario y contar chistes de pollas. Eso pudo tener su gracia en los ochenta, pero ya está más visto que el tebeo. Por eso animé a la Fistra a subirse a un escenario. Fernando antes era sólo el contable de la sala y de nosecuántos negocios más, pero cada vez que coincidía con él me hacía reir muchísimo. Tiene un sentido del humor muy especial, muy único, y yo le decía que alguna noche se tenía que subir al escenario a contarse unos chistes, aunque a él no le hacen falta chistes, con que cuente que ha ido a renovarse el D.N.I ya te meas encima. Es su forma de hablar, o de ver las cosas, yo siempre le digo que si ella me tiene envidia por mi piel, yo le tengo envidia por su forma de ver el mundo, así tan graciosa, tan de la Fistra. En su primera actuación salió como Lady Olé, que es un nombre que le pega mucho. Pero es que va y se pone a disertar sobre la importancia que ha tenido Chiquito de la Calzada como fenómeno de masas en la sociedad española de los años noventa. Que si su forma de hablar había creado un fenómeno sociolingüístico convirtiendo una variedad geográfica del lenguaje en una variedad social o nosequé. Que si Chiquito con su humor ayudó a la sociedad española a salir del pesimismo que había con la Crisis del 93. Y todo esto dicho con su gracia natural, la gente se partía de risa. Pero no sólo es risa, que sus teorías dan hasta que pensar, que están muy bien pensadas. Es que la Fistra es muy leída. Si se estudiara la Chiquitomanía en la Universidad le daban la cátedra a la Fistra, fijo.

 

Creo que me he ido bastante por las ramas, perdona pero es que me pongo a darle a la lengua y no paro. Que eso, a lo que íbamos, que en su primera actuación la gente se rió tanto con sus Chiquitoteorías que la gente empezó a gritarle ¡Fistra! ¡Fistra pecadora! Y con la Fistra se quedó.

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