Juan puso la mochila rosa sobre la mesa sin decir ni hola y se sentó frente a Pilar, quien se rió de Juan por haber traído semejante objeto. Ambos se quedaron mirando la mochila durante unos segundos, hasta que Juan dijo “tenemos que hablar”. Y Juan le dijo que ya no podía más, que poseerlo ya no era para él un orgullo, sino una agonía. Le confesó a Pilar que estaba harto de que toda su vida girara alrededor de “él”.Pilar no podía comprenderlo, ya que todo lo que eran lo eran gracias a “él”. A “él” no, a la abuela, rectificó Juan. Y Juan no paraba de preguntarse en los últimos meses cómo hubiera sido su vida si se la hubiera hecho él mismo, y no la abuela y lo que había dentro de la mochila rosa. Pilar sabía que si llegaba el momento en que uno de los dos quisiera deshacerse de él, deberían de hacerlo. Y hoy Pilar cerraba con fuerza los puños por debajo de la mesa para no soltarle una ostia a su hermano. Le preguntó a su hermano qué haría con el dinero que conseguirían al subastarlo. Juan quiere montar un restaurante en Barcelona y vivir como la gente normal. Pilar dice "Qué casualidad, como la película de la abuela" y saca de la mochila un Oscar a la mejor actriz secundaria concedido en el año 2009.
¿Qué precio de salida le ponemos al Oscar de la abuela?
El Oscar no tiene valor... pero vamos, que para un restaurante en Barna serguro que sí que le da...
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